

R. EMERJ, Rio de Janeiro, v. 19,n. 76, p. 17 - 29, out. - dez. 2016
21
según las reglas del capital financiero (bien representado en los ministe-
rios Levy y Barbosa) que obtiene enormes réditos mediante la compra de
deuda pública
soberana
9
.
El resultado de todo esto, en suma, está siendo la suspensión
por ti-
empo indeterminado
de muchos derechos y garantías del estado constituci-
onal: tanto en el ámbito social, como consecuencia de la gestión neoliberal
de la economía, como en el de los derechos de libertad, sometidos a una
creciente limitación desde el 11-S (como estamos viendo en Francia con la
segunda prórroga al estado de emergencia decretado por el presidente Ho-
llande tras los atentados de París) y también como respuesta a la creciente
indignación de las poblaciones depauperadas por los recortes sociales.
Se trata de medidas populares desde el punto de vista del paradig-
ma securitario que nominalmente se trata de restablecer, pero no desde
el del vaciamiento de la democracia que suponen, en el doble sentido del
debilitamiento propiamente dicho de los derechos y garantías y en el de la
conversión de la “excepcionalidad” en un nuevo
Nomos
de contornos difu-
sos y generalizados. Requieren, por tanto, de una legitimación reforzada.
En el ámbito político-económico, ésta se está produciendo, por un
lado, mediante el viejo mecanismo representativo: en el panorama de la
gobernanza —considerando su aún débil legitimación democrática— la
democracia representativa no es ni mucho menos un obstáculo “nacio-
nal” a las políticas globales,
sino un instrumento
necesario
para la inter-
nalización de dichas políticas por los países (como en la Unión Europea
sucede con las transposición interna de las normativas y los programas
estratégicos negociados entre sus instituciones formales y los grupos cor-
porativos con sede en Bruselas; o como en Brasil ha sucedido con la uti-
lización de métodos parlamentarios anómalos como el
impeachment
). Y,
complementariamente a esto, mediante un importante esfuerzo por ad-
herir a las poblaciones a la gobernanza, sobre todo a través de la respon-
sabilidad social corporativa y la promoción de la llamada “economía de
emprendedores”.
Este haz de problemas cuenta con un problema añadido recurren-
temente señalado desde la sociología, al que nos referíamos en términos
históricos en el primer apartado: la progresiva sustitución del ciudadano
activo por el consumidor pasivo. Una manifestación de ello es que la ac-
9 El caso europeo es aún más significativo, pues es el Banco Central Europeo, que se nutre de los fondos de los es-
tados miembros, quien en vez de comprar directamente sus títulos de deuda presta a la banca privada (a intereses
ridículos) el dinero con el que comprar dichos títulos.