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R. EMERJ, Rio de Janeiro, v. 19,n. 76, p. 17 - 29, out. - dez. 2016

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ratio

de productividad) como a través de una campaña continua de des-

prestigio de la imagen de los jueces. Con razón éstos, a uno y otro lado

del atlántico, se defienden diciendo que no es su función restablecer el

anormal funcionamiento de la esfera legislativa y administrativa.

Este escenario apunta a un fenómeno de fondo que señaló Pasolini,

con gran anticipación, en los años setenta: el gran “vacío de poder” que

asomaba bajo la Italia de los años de su gran desarrollo industrial. Un po-

der económico cada vez más organizado, internacionalizado e hibridado

en las estructuras del estado estaba en condiciones de poder prescindir

por fin del sujeto incómodo que fue siempre el “pueblo”

3

(en el sentido

político, no sociológico, del término). Pues éste se había convertido “en

un tugurio de pequeños burgueses que por fin habían logrado comprarse

un televisor”

4

como consecuencia del efecto alucinógeno del consumismo

asociado al mismo desarrollo acelerado.

2. EL MIEDO COMO INSTITUCIÓN SIMBÓLICA EFICAZ

Cabe preguntarse, en este punto, cuáles han sido las condiciones

que se han dado para que el estado de derecho se encuentre en una si-

tuación tan débil como la actual para defender los derechos y garantías

proclamados en las constituciones y el orden internacional. Y lo prime-

ro que hay que recordar es que, históricamente, la legitimidad inicial de

que se han dotado todos los estados fundamentados de algún modo en

la referencia a un soberano popular ha corrido en paralelo con otra que

finalmente la ha terminado por fagocitar: la del miedo, que ha alumbra-

do el

paradigma securitario

moderno o hobbesiano (“ese paradigma que

sacrificaba toda aspiración ética de la política a la posibilidad de garantizar

la paz interna mediante la concentración de la fuerza en manos del orga-

nismo soberano”) y también el contemporáneo (“una poderosa máquina

de producción de desorden y de inseguridad”)

5

.

La lógica schmittiana del enemigo no es, como muchos creen, el

motor de esto, sino más bien algo que lo alimenta. Internamente, como lo

estamos viendo en Europa con la deriva autoritaria frente a la “amenaza”

de los refugiados que es contemplada desde el punto de vista del agrava-

3 AGAMBEN, Giorgio.

Medios sin fin. Notas sobre la política.

Valencia: Pre-textos, 2001, p. 34.

4 PASOLINI, Pier Paolo.

"Interviste corsare sulla politica e sulla vita. 1955-1975".

Roma:

Liberal Atlantide

, 1995. p. 57-61).

5 REVELLI, Marco.

La política perdida

. Madrid: Trotta, 2008, p. 53-54.