

R. EMERJ, Rio de Janeiro, v. 19, n. 76, p. 72 - 85, out. - dez. 2016
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después, en julio de 2008, alcanzó la asombrosa cifra de 148 dólares. De
hecho, ya en el informe de la AIE (Agencia Internacional de la Energía) de
2010, se admitíó como dato contrastado que en 2006 se alcanzó el techo
de la producción mundial del llamado “petróleo fácil o convencional” (que
es el 80% del petróleo que consume el mundo). Ahí se encontraría la cau-
sa fundamental de la escalada en el precio del petróleo.
Desde entonces el mundo ha debido afrontar una brutal oscilación
en el precio del oro negro que es todo lo contrario a lo que necesitan las
diferentes economías para su correcto funcionamiento. En diciembre de
2008, el precio del barril bajó hasta los 36’6 dólares, para remontar a prin-
cipios de 2011 hasta los 125 dólares y volver a descender en 2015 por de-
bajo de los 40 dólares. Una verdadera montaña rusa en la evolución de los
precios del petróleo no experimentada anteriormente por la humanidad.
En esa brutal oscilación, cuando los precios están altos los países
productores de petróleo incrementan de forma acelerada sus ingresos,
pero eso provoca también recesión económica en los países importadores
de petróleo, lo que acaba redundando en una reducción de la demanda
de petróleo (como ha sucedido en China, India y los países de la Unión
Europea, entre otros) que hace bajar los precios de forma espectacular.
Cuando el precio del petróleo se hunde a gran velocidad, los países impor-
tadores abaratan sus costes de producción y reequilibran sus balanza de
pagos, pero entonces son los países productores quienes deben afrontar
crisis económicas y políticas (como están experimentando ahora Vene-
zuela, Rusia, Arabia Saudita, Kuwait, los Emiratos del Golfo o Nigeria, en-
tre otros) y eso comporta destrucción de la oferta de petróleo por quiebra
y cierre de las empresas productoras y distribuidoras del oro negro (como
les está ocurriendo ahora a las empresas dedicadas a la extracción de pe-
tróleo mediante la técnica del fracking, al no ser competitivo el precio de
producción). Al final de cada ciclo de la espiral, la producción global de
petróleo disminuye.
Tanta fue la preocupación de Cheney por este asunto que lo pri-
mero que hizo al ser nombrado vicepresidente de los EE.UU, en enero de
2001, fue ordenar la creación de un grupo de estudio sobre la “seguridad
energética”
24
. Asimismo, en el
Quadrennial Defense Review Report
, pu-
blicado el 30 de septiembre de 2001, tres semanas después de los aten-
tados del 11-S, se señalaba como una de las prioridades de la política de
defensa de EE.UU el control de “las áreas cruciales del planeta”, que son
24 Cfr. KLARE, M. T.,
Sangre y petróleo
, Barcelona, Urano, 2006, p. 93-117.