

R. EMERJ, Rio de Janeiro, v. 19, n. 72, p. 93 - 139, jan. - mar. 2016
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más de porque la violencia contra las mujeres genera mayores adhesiones
y un número mucho menor de rechazos que otros problemas (vg. El abor-
to) que las aflige especialmente o que otras expresiones de violencia de
género tan terribles como aquella.
“Por otro lado, y a diferencia de otros temas de la agenda feminista
– como los referidos a derechos reproductivos -, la violencia coloca a las
mujeres en una situación de debilidad, estereotipo de ‘lo femenino’ en la
imagen tradicional y conservadora de las mujeres, frente a la cual se refuer-
za también el tradicional papel ‘protector’ del Estado respecto de ellas.”
Hasta aquí supongo que cuanto vengo señalando no difiere dema-
siado de las experiencias vividas en otros países de América Latina. La
historia común y trágica de las dictaduras y las dificultades de la construc-
ción de formas de organización democrática, que ocurrieron a partir de
los setenta, explica los modos en que el tema de las mujeres se instaló
fuertemente en la región junto con la lucha denodada por el reconoci-
miento de los derechos humanos.
En el plano que, metafóricamente, llamo “lo real” buena parte de
la sociedad se “excita” frente al drama femenino (incentivada por un uso
discutible de la información como noticia); las políticas de prevención son
espasmódicas, no suelen alcanzar un resultado destacable y la penaliza-
ción tampoco rinde como podrían esperar sus impulsores.
Es por estas contradicciones, avances y retrocesos, ampliación de la
participación; escollos y nudos en la concreción de los propósitos enun-
ciados en la ley, que considero que hay que hablar de política, de profun-
dización del modelo democrático, y de los límites del derecho, por un lado
y por otro de su enorme valor estratégico.
Ampliaré en un segundo momento las referencias a la normatividad
vigente en la Argentina y mencionaré varios casos judiciales para mostrar
los límites y las posibilidades de actuación de los operadores jurídicos
Pero insisto la clave o si se prefiere la diferencia de las ideas que se
exponen o de las prácticas que se realizan están indisolublemente ligadas
a cuales son los presupuestos políticos y epistemológicos en que se apo-
yan, teorías y actuaciones.
Si el marco es un estado de derecho, preguntarse acerca de cómo
pensamos una política democrática es un buen punto de partida.