

R. EMERJ, Rio de Janeiro, v. 19, n. 72, p.140 - 167, jan. - mar. 2016
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3.2. A situação na Guatemala
O programa Nacional das Nações Unidas para o Desenvolvimento
(PNUD) elaborou um informe com base nos registros da Polícia Nacional
Civil. A Guatemala se situa em quinto lugar na taxa de homicídio, con-
siderando-se somente países de América Latina, registrando 44 mortes
por cada cem mil habitantes. Honduras tem a média de 75.77%, Colôm-
bia (país com conflito armado interno) 55.86%, El Salvador tem média de
50,36%, Guatemala 44%, México 28,65% e Brasil 23,84%.
O país atravessa um dos momentos mais violentos de sua história.
Nos últimos anos a violência homicida aumentou mais de 120%, passando
de 2,655 homicídios em 1999 a 5,885 em 2006. Esse incremento equivale a
um aumento maior de 12 % ao ano desde 1999, superando o crescimento
populacional, que foi inferior a 2,6% ao ano. Em 2006 o país apresentou
uma taxa de homicídios por cada cem mil habitantes de 47 e na Cidade de
Guatemala chegou a 108. Essas estatísticas posicionam a Guatemala como
um dos países oficialmente em paz mais violentos do mundo, onde os direi-
tos humanos da população continuam sem ser plenamente respeitados.
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Guatemala continua a ser um território hostil para uma mulher: 685
assassinadas em 2010. As estatísticas de violência sexual e torturas supe-
ram qualquer outro lugar da América do Sul. Mais do que os números da
Cidade de Juarez, no México. Essa estatística é uma sequela do período de
conflito vivido neste país durante 36 anos (1960-1996), quando mais de
100.000 mulheres foram violentadas e torturadas seguindo o programa
de extermínio da etnia maia. Todo o programa foi configurado numa cul-
tura de violência sem castigo contra a mulher, para quem somente existe
1% de possibilidades de que seu caso chegue à justiça.
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12 Dados disponíveis em:
http://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/national_activities/informe_estadistico_violencia_guatemala.pdf. Acesso em 22/02/2012.
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“Me acuerdo que eran tres los que me violaron pero no sé cuántos más lo hicieron porque perdí el conocimiento”.
La guerra interna entre el Gobierno y la guerrilla se saldó con más de 200.000 muertos en su mayoría indígenas de
origen maya. La violación, la mutilación, la esclavitud sexual y el feticidio (asesinato de fetos) fueron utilizados como
medio para exterminar a los mayas: destrozar a la mujer era la herramienta para destruir al pueblo. Un perfecto
plan organizado para el cual el ejército fue cuidadosamente entrenado, según detallan los informes de la Comisión
del Esclarecimiento Histórico de Guatemala. Una de esas víctimas fue Teresa Sic: “Al encontrarme, los soldados me
agarraron a la fuerza, me llevaron cerca del río y me violaron. Eran más de ciento cincuenta. Ese día estaban también
violando a más mujeres de la aldea. Quemaron todo. Me amarraron y me logré soltar con la ayuda de mi hija de
cinco años. Busqué ayuda. Tenía hambre y miedo, pero nadie nos alojaba”.
Es en 1999 cuando la Audiencia Nacional española admite a trámite la querella presentada por la Fundación Rigoberta
Menchú Tum, en la que se acusa por primera vez al antiguo jefe de Estado, Ríos Montt, y a otros siete oficiales, de
terrorismo, genocidio y tortura sistemática. Cinco años después, la Audiencia dicta un auto de procesamiento contra
los ocho generales, pero las autoridades guatemaltecas se niegan a extraditarlos. Para ellas, las violaciones en masa
ocurridas durante el conflicto fueron consideradas “simples daños colaterales”.