Background Image
Previous Page  106 / 224 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 106 / 224 Next Page
Page Background

R. EMERJ, Rio de Janeiro, v. 19, n. 72, p. 93 - 139, jan. - mar. 2016

106

este señalamiento distingue, por una parte, entre la forma más obvia de

violencia objetiva que remite a las relaciones de dominación social repro-

ducidas en las formas habituales del discurso y aquella otra “todavía más

primaria” que depende del lenguaje y del universo de sentido que éste

impone. Luego considera otra manifestación de la violencia objetiva a la

que denomina “violencia sistémica” que define como “las consecuencias

a menudo catastróficas del funcionamiento homogéneo de nuestros sis-

temas económico y político.”

15

Ambos tipos de violencia (subjetiva y objetiva), continúa, no pue-

den percibirse desde el mismo punto de vista: “…la violencia subjetiva se

experimenta como tal en contraste con un fondo de nivel cero de violen-

cia. Se ve como una perturbación del estado de cosas ‘normal’ y pacífico.

Sin embargo, la violencia objetiva es precisamente la violencia inherente

a este estado de cosas ‘normal’. La violencia objetiva es invisible puesto

que sostiene la normalidad de nivel cero contra lo que percibimos como

subjetivamente violento. La violencia sistémica es por tanto algo como

la ‘materia oscura’ de la física, la contraparte de una (en exceso) visible

violencia subjetiva.”

16

La advertencia acerca de la imposibilidad del reconocimiento simul-

táneo de la violencia objetiva y subjetiva explica porque en la denuncia

cotidiana y en el imaginario social, los múltiples casos de violencia subje-

tiva son mencionados como anormalidades, excesos, despropósitos, ho-

rrores que vienen a alterar el “orden social establecido”; como patologías

extrañas y ajenas a la forma de vida que “todos” compartimos.

“La oposición a toda forma de violencia – desde la directa y física

(asesinato en masa, terror) a la violencia ideológica (racismo, odio, discri-

minación sexual) – parece ser la principal preocupación de la actitud libe-

ral que predomina hoy. Hay una llamada de socorro que apoya tal discurso

y eclipsa los demás puntos de vista: todo lo demás puede y debe esperar.

¿No hay algo sospechoso, sin duda sintomático, en este enfoque único

centrado en la violencia subjetiva (la violencia de los agentes sociales, de

los individuos malvados, de los aparatos disciplinados de represión o de

las multitudes fanáticas? ¿No es un intento a la desesperada de distraer

nuestra atención del auténtico problema, tapando otras formas de violen-

cia y, por tanto, participando activamente en ellas?”

17

15 Ob. cit; p. 11.

16 Ob. cit; p. 10.

17 Ob. cit; p. 21.